La mujer que lleva a cabo el embarazo subrogado, es llamada gestante. Ella es la encargada de someterse a técnicas de reproducción asistida para poder iniciar y llevar a término el sueño de los padres de intención.
Es importante mencionar que el proceso de estas jóvenes comienza meses antes de que los médicos logren implantar en su útero el embrión que contiene la carga genética de los progenitores.
Primero, los padres deben seleccionarla para que sea la encargada de llevar a su hijo en el vientre. Una vez que son elegidas se someten a una serie de exámenes médicos para verificar que su estado de salud sea óptimo para el procedimiento.
En Tabasco, por ejemplo, se estipula que debe ser una mujer de entre 25 y 35 años, madre de al menos un hijo consanguíneo sano, con una buena salud física y psicológica. Además, no puede padecer de alcoholismo, drogadicción, tabaquismo o alguna toxicomanía.
Así mismo, recibe la visita de una trabajadora social que compruebe que su entorno familiar es estable, libre de violencia, y que su condición económica y social sea adecuada.
También, debe acreditar que no ha estado embarazada durante el último año, y se limita a dos las ocasiones en las que puede actuar como madre gestante.
Tras verificar que todo esté en orden, se les hace firmar un contrato en el que se estipula cuáles son sus derechos y obligaciones; pero sobre todo se hace hincapié en que renuncia a cualquier derecho sobre el bebé que gestará durante nueve meses.
Se estima que estas mujeres, tan solo en México, pueden recibir entre 20 mil y 200 mil pesos por realizar todo el proceso.
Las experiencias de estas mujeres, tras participar en el procedimiento, son polarizadas. Existen aquellas cuya vivencia es relatada como una de las mejores experiencias de sus vidas, como es el caso de Marielba Valenzuela.
Una joven mexicana que luego de finalizar su proceso se animó a invitar a más mujeres a convertirse en “madres cigüeña”, sin importarle el qué dirán ni las opiniones de las personas que integran su círculo más cercano.
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Sin embargo, también existen mujeres que cuentan su historia como la peor experiencia de sus vidas, al grado de convertirse en el encuentro más cercano que han tenido con la muerte.
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En lo que todas concuerdan es que en la mayoría de los casos, al menos en México, las mujeres aceptan realizar esta práctica por necesidades económicas.
Aunque también existen países en los que la gestación subrogada es meramente altruista y las mujeres gestantes no obtienen ningún beneficio económico. Lo hacen solo por lazos de amor, amistad o parentesco con la pareja contratante.